Los que creyeron ya se beneficiaron. ¿Los que crean también lo harán?
Los que creyeron ya se beneficiaron. ¿Los que crean también lo harán?
La política económica actual muestra una fuerte coherencia con el discurso político del gobierno. Desde el primer momento, se fijaron objetivos claros: reducir el gasto público, eliminar el déficit fiscal, respetar la propiedad privada, controlar la inflación, normalizar el mercado cambiario y evitar una devaluación brusca, entre otros puntos clave.
El ritmo de ejecución sorprendió tanto por su velocidad como por su eficacia. Con la salida del cepo, el gobierno logró evitar un overshooting del tipo de cambio que habría tenido consecuencias muy negativas. La implementación de bandas cambiarias, sumada a mensajes firmes sobre la intervención en sus límites superior e inferior, contribuyó –en mi opinión– a contener la inflación. Muchos empresarios optaron por no aumentar precios, y esto también facilitó la decisión de liquidar activos agrícolas. En este nuevo escenario, el tipo de cambio flotante impone un cambio de paradigma: ya no se puede ajustar automáticamente precios en función del dólar. Esto implica un nuevo driver para la estrategia empresaria.
Aún no se conoce el dato del IPC de abril, pero hay consenso en que rondará más cerca del 3% que del 4%. Para mayo, esperamos una presión a la baja: comenzar el mes con una reducción del 4% en combustibles es una señal alentadora.
La apertura comercial jugará un rol clave para sostener la baja de la inflación. Este será, sin duda, un gran desafío para algunos sectores y empresas. En este contexto, cada organización debe lograr ser competitiva por sí misma. Más allá de factores impositivos que puedan distorsionar, la oportunidad está en lograr eficiencia operativa: el mercado no paga por ineficiencias, y el gobierno no está dispuesto a financiarlas.
Las medidas recientes también habilitan un mayor uso del dólar para transacciones y comercio. Desde el blanqueo, da la impresión de que el foco del gobierno no está en la recaudación sino en dinamizar la economía real. Esto representa una oportunidad concreta para acompañar el crecimiento.
En resumen, algunos puntos clave a considerar en este escenario son:
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Priorizar negocios locales con ventajas estructurales de competitividad.
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Redefinir estructuras de precios y costos: no hay margen para ineficiencias ni ajustes generalizados.
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Enfocarse en crecer en mercados ya conocidos.
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Mantener prudencia en las posiciones financieras.
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Minimizar los niveles de stock.
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Incorporar tecnología para mejorar la operación del negocio.
Los ganadores de este nuevo escenario económico fueron quienes supieron adaptarse a tiempo y apostaron por el crecimiento. Si la política económica mantiene esta línea de estabilidad, y si las decisiones empresarias acompañan con coherencia, todavía estamos a tiempo de aprovechar muchas oportunidades.