El resurgir de la eficiencia: claves para CFOs y CEOs en la nueva Argentina 

El panorama económico argentino ha experimentado un reacomodamiento macroeconómico significativo, marcando el fin de un ciclo de alta inflación y abriendo un nuevo capítulo para las empresas. Si bien el ordenamiento de las variables macro brinda un horizonte de mayor previsibilidad, los desafíos ahora se trasladan al corazón de cada organización: la gestión interna. Para CFOs y CEOs, la hora es de profunda introspección y acción estratégica, focalizada en optimización de costos, maximización de ventas con el cliente en el centro y eficiencia operativa.  

La Brújula del Presupuesto Integral Vuelve a Ser Esencial  

Durante períodos de inflación descontrolada, la elaboración de un presupuesto integral se transformó, en el mejor de los casos, en un ejercicio meramente formal, y en el peor, en una quimera. La volatilidad constante de precios y la incertidumbre en los costos hacían que cualquier planificación detallada quedara obsoleta casi al instante de ser formulada. Sin embargo, en el escenario actual de mayor estabilidad, esta herramienta recupera su vital importancia.  

Un presupuesto integral bien diseñado no es solo una hoja de cálculo; es la hoja de ruta que permite a las empresas proyectar ingresos, controlar gastos, asignar recursos de manera eficiente y, fundamentalmente, medir el rendimiento frente a objetivos claros. Es el cimiento sobre el cual se construyen decisiones estratégicas informadas, permitiendo anticipar flujos de caja, identificar desvíos y ajustar el rumbo a tiempo. Para los líderes financieros y ejecutivos, retomar y perfeccionar esta práctica es indispensable para una gestión proactiva y no reactiva.  

Gestión de Créditos: Protegiendo el Corazón Financiero de la Compañía  

Otro pilar fundamental que se vio erosionado por la dinámica inflacionaria fue la gestión de créditos. En un contexto donde el dinero perdía valor rápidamente, el foco se ponía más en la venta a cualquier costo que en una rigurosa evaluación de la capacidad de pago de los clientes. Esto, si bien podía impulsar las ventas nominales en el corto plazo, incrementaba exponencialmente el riesgo de incobrables y tensionaba la liquidez de las empresas.  

Hoy, con la inflación controlada, es imperativo retornar a una evaluación seria y profunda de la solvencia crediticia de los clientes. Esto implica reestablecer procesos robustos de análisis de antecedentes, capacidad de repago y proyecciones financieras de los deudores. Una política de crédito sólida no solo protege el capital de trabajo de la empresa, sino que también fomenta relaciones comerciales más sanas y sostenibles. Optimizar la gestión de cuentas por cobrar es directamente proporcional a mejorar la salud financiera y la liquidez de la compañía.  

El Cliente como Motor de Crecimiento y la Eficiencia como Estándar  

En este nuevo escenario, la maximización de ventas debe ir de la mano con una profunda centralidad en el cliente. Comprender sus necesidades cambiantes, ofrecer valor real y construir relaciones duraderas no es solo una estrategia de marketing; es una necesidad financiera. Un cliente satisfecho y leal es un activo invaluable, que reduce costos y genera mayor recurrencia en los ingresos.  

Paralelamente, la eficiencia operativa se erige como el diferenciador competitivo. Esto implica revisar procesos, eliminar redundancias, apalancarse en la tecnología y fomentar una cultura de mejora continua en cada rincón de la organización. Cada peso ahorrado en ineficiencias es un peso que contribuye directamente al resultado final.  

Sin dudas, el escenario es cambiante y, como ya lo hemos explicitado en otras oportunidades, los liderazgos no pueden ser estáticos. Seguramente, el detalle que antecede es incompleto y a cada uno de nosotros, se nos disparan otros aspectos de igual o mayor relevancia sobre los que el negocio debe poner especial atención. Si eso sucede, mi objetivo está cumplido.