Autoaprendizaje y el desafío de Aprender a Aprender

Autoaprendizaje y el desafío de Aprender a Aprender

El contexto actual de home office y modalidades de educación mixta, online y presencial, exigen el desarrollo de competencias como autonomía y adaptación al cambio.

Entre las competencias del siglo XXI se encuentra la de “Aprender a aprender” definida como la capacidad de organizar y autorregular el propio proceso de aprendizaje. O sea, que no solo refiere a la capacidad del sujeto de conocer sus propios procesos cognitivos, sino también de regularlos, a partir de la posibilidad de intervenir sobre ellos.

El desarrollo de la metacognición, o la capacidad de reflexionar sobre el propio aprendizaje, aparece como respuesta ante el desafío de “aprender a aprender”, no solo en los ámbitos laboral o académico, sino en el aprendizaje para toda la vida, porque le otorga un rol activo al colaborador, quien será responsable de regular su propio proceso de aprendizaje y a partir de allí, desarrollar la autonomía y la toma de decisiones.

Desde la edad escolar estamos acostumbrados a mirar hacia afuera, a compararnos con otros, pero poco a mirarnos hacia adentro y autoevaluarnos, reconocer lo que sabemos y lo que nos falta saber, cuáles son nuestras fortalezas y nuestros puntos de mejora, qué nos resulta más fácil y qué más difícil. Estas son preguntas necesarias para aprender a aprender.

El promover la autonomía y el autoaprendizaje, no significa que sea en soledad, no debemos confundir autoaprendizaje con aislamiento. El autoaprendizaje promueve el intercambio de opiniones, fomenta la realización de preguntas y sugerencias, así como la posibilidad de enriquecerse a partir del compartir experiencias con otros.

Desde Gestión del Cambio, promovemos en los equipos de proyecto este proceso a través del trabajo de lecciones aprendidas. Se contribuye con acciones que fomentan la metacognición para lograr sujetos más conscientes, autónomos y responsables durante su aprendizaje, se aseguran los espacios de intercambio y de consulta que impulsan una interacción enriquecida.

Para promover el autoaprendizaje en las organizaciones es necesario dar cuenta del sentido de las actividades y su relación con el aprender a aprender, conocer cuál es el objetivo de la actividad propuesta y lo que se espera de los sujetos, definir la estructura de la actividad y los recursos necesarios y propiciar la auto indagación a través de preguntas como: ¿Qué voy a aprender? ¿Qué conozco desde antes? ¿Cómo resolví? ¿Cuánto me falta? ¿Qué aprendí? ¿En qué otros ámbitos lo puedo aplicar?

Como todo cambio, el desarrollo de la metacognición requiere tiempo y aprendizaje, y la misma implica reflexionar no solo sobre los propios procesos cognitivos, sino también sobre los afectivos y motivacionales.  Las estrategias adoptadas serán las que cada sujeto descubra durante su exploración.

Para seguir pensando, nos podemos preguntar: ¿Cuándo y cómo incluir el autoaprendizaje? ¿Cómo incorporarlo a través de acciones concretas? ¿Cómo generar que los colaboradores se apropien de las estrategias metacognitivas?